sábado, 22 de noviembre de 2014

El balde de bosta que abona nuestro futuro (Por Pablo Mattesz para Sostiene K)


El balde de bosta que abona nuestro futuro

(Por Pablo Mattesz para Sostiene K)
Uno a esta altura sabe que los tiempos mandan, son caprichosos y cambiantes. Sobre todo los que tienen que ver con la Historia y la política. Los humores sociales son variables, especialmente los de un cuerpo social como el argentino, el cual por su misma y variada conformación es particularmente ecléctico.
Nos obstante, cabe observar que en las últimas dos semanas, el panorama, el horizonte político del kirchnerismo, se puede ver con cada vez más optimismo de cara a 2015.
Está claro que las dificultades son muchas, y que las maniobras y operaciones están a la orden del día, sobre todo teniendo en cuenta que se acerca fin de año y la rapiña elige merodear con mayor voracidad, disfrazada de reivindicadora de un sector social en el que suele defecarse desde hace décadas.
El optimismo, de cualquier forma, proviene de varios datos concretos: el Poder Ejecutivo con Cristina al frente no cesa de gobernar, de enviar proyectos al Parlamento, de trabajar sobre los grandes evasores y las ratas que se esconden en las cuevas donde se venden dólares ilegales.
De manera exponencial, con una contundencia de la que no han podido escapar ni los más acérrimos opositores, la figura de nuestra Presidenta, de la gestión de gobierno que lleva doce años ininterrumpidos en el ejercicio del Poder Político, supera el 50 % de la aprobación ciudadana. Y el kirchnerismo, más allá del candidato que presente en 2015, se encamina una vez más hacia un nuevo triunfo, el que podría ser incluso en primera vuelta.
Para ello, además del talentoso virtuosismo de Cristina, el gobierno ha contado y cuenta con un aporte fundamental, sin el cual estos guarismos no podrían producirse: ¿Un gabinete de ministros eficiente, trabajador, capacitado, conocedor profundo de cada estamento estatal para la optimización en su funcionamiento?... Sí, lo tenemos. Pero no alcanza. ¿Una militancia, sobre todo de jóvenes de todo el país y varias y valiosas agrupaciones, todas nucleadas en Unidos y Organizados, que son un ejemplo de compromiso, participación y solidaridad permanente con los sectores más vulnerables?... Indudablemente que es uno de nuestros mayores sostenes. Pero resulta insuficiente ante el tamaño y poder inmensos de las corporaciones de todo tipo con las que se enfrenta nuestro gobierno…
El aporte sustancial, medular, incalculable que recibe y recibirá en forma permanente el kirchnerismo es la oposición política con la que cuenta. Salvo honrosas excepciones, ninguno de sus integrantes un ápice de carisma, ni maneja ningún discurso que muestre sapiencia real, probable y probada frente a alguno de los temas que se debaten en el Congreso, o cualquier otro que ataña a las decisiones que se deben tomar desde el Ejecutivo. No argumentan nunca con aunque sea un poquito así de solidez; son sólo chicaneros de barrio, de esos en que todos nos transformamos cuando hablamos de fútbol, por ejemplo, para contrarrestar al rival de turno. Pero que para regir los destinos de un país representarían un suicidio en Massa, en Macri o en Carrió.
Son una máquina indestructible de destrucción interna. En dos ocasiones colocaron una cantidad interesante de legisladores en ambas Cámaras (en 2009 obteniendo mayoría parlamentaria) pero nunca generaron nada: ni debate, ni propuestas, ni construcción política seria. Se dedicaron y dedican a destruir sus alianzas coyunturales para generar nuevas del mismo tenor, a mostrarse en los medios hegemónicos amigos para que les tiren centros o directamente les manejen el discurso de manera vergonzante, a conspirar abierta y aviesamente con indisimulada defensa de los intereses concentrados siempre (en eso sí son coherentes) y a asistir a una de cada diez sesiones del Congreso, salvo excepciones.
Ante esto sus jefes se desesperan. Mandan a uno de sus lugartenientes a insultarlos a viva voz; organizan (gracias compañero Belton Blues por el término) “fracacerolazos”; instan a sus huestes a organizar paros, presentar denuncias judiciales infundadas; arremeten contra toda propuesta, proyecto, gestión grande o pequeña del Ejecutivo, etc., etc., etc.
Nosotros sentimos orgullo militante por Néstor y Cristina. No hay militancia que sustente ese orgullo del otro lado. Hay odios concentrados que mutan de candidato en candidato. Nada más.
Como dijimos al comienzo, falta mucho para las elecciones presidenciales. Estamos muy bien encaminados y el balde de bosta a medio llenar (según el operador periodístico en jefe) nutre nuestro árbol repleto de futuro. Pero el enceguecido odio de los enemigos del gobierno vendrá con todo lo que tiene. En nuestras páginas venimos denunciando el trabajo servil y cipayo de varios dirigentes, jueces y periodistas, todos ellos comandados desde la embajada de ya sabemos cuál país. Eso nos impulsa a renovar el compromiso cada día, a estar más atentos que nunca, a ser cada día más, en cada una de nuestras actividades, hermanados compañeros defensores del Proyecto Nacional y Popular.

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