viernes, 17 de octubre de 2014

DOS PAÍSES (Por Pablo Mattesz)



DOS PAÍSES (Por Pablo Mattesz)

4 de octubre de 2014 a la(s) 16:48



La Presidenta de un país advierte que si le pasa algo (¿hace falta explicar que ese “algo” refiere a un magnicidio?) “no miren hacia Oriente: miren hacia el Norte”. Entonces los medios hegemónicos de otro país (aparentemente), los mismos que hasta ese mismo día informaban tener constancia de que organismos de Seguridad e Inteligencia dejaron entrever la posibilidad de un atentado contra la Presidenta de otro país (aparentemente), debido a movimientos detectados en la triple frontera de personas oriundas de Medio Oriente, callan e ignoran la advertencia.

En el mismo discurso, la Presidenta del mismo país que advirtiera segundos antes la posibilidad de que atenten contra su vida, denuncia con pelos, señales, nombre de entidades, datos filtrados desde el Banco Central, etc., la operatoria del tráfico ilegal de moneda extranjera que atenta contra el país, sus intereses y su propio pueblo, al propiciar un intento de devaluación que licuaría los aumentos de sueldo logrados en Paritarias Libres durante el año en curso. Desde los medios hegemónicos de otro país (aparentemente) que viven hablando de la subida sin fin del “dólar blue” (eufemismo de “ilegal”, “trucho”, etc., que han encontrado los gurúes de la economía que siempre alientan el desastre y que los periodistas independientes –otro eufemismo- repiten entusiastas) como posibilidad cierta de desestabilizar al gobierno de ese país votado por más de la mitad de los ciudadanos en condiciones libres de hacerlo, lo único que dijeron sobre la denuncia de la Presidente de otro país (aparentemente) fue que la misma no había acentuado bien el nombre de uno de los bancos mencionados en la operatoria, calificándolo como “preocupante”, pero no la denuncia de la operatoria, sino el equívoco en la pronunciación. Sensacional el periodista independiente que nos da su palabra.

En el canal de cable por excelencia de la hegemonía de otro país (aparentemente) llaman a debatir a dos representantes de (aparentemente) dos países distintos. El del país de la Presidenta que hizo las graves denuncias antes mencionadas, habla de un choque entre lo que dicen los habitantes del otro país (aparentemente) y los hechos incontrastables de realidades de vida mejoradas, crecimientos en todos los estamentos en que interviene el Estado, cantidad de militantes –en su mayoría jóvenes- que pueblan las calles, se organizan para trabajos solidarios, llenan estadios, se reúnen para debatir, todos ellos en apoyo a la conducción y liderazgo de la Presidenta de otro país (aparentemente). A lo que el habitante del otro país (aparentemente), responde “pero, ¿y los cacerolazos no fueron multitudinarios también?”. El otro le dice que sí, pero que en ello no hay una fuerza política que organice, ni un o una líder, como sí lo hay en el otro país (aparentemente).

En definitiva: en una misma geografía, coexisten dos países (aparentemente). Uno ningunea, ignora, difama, distorsiona, conspira, desestabiliza, defiende los intereses del poder concentrado en muy pocos. El otro hace, gobierna, propone, se organiza, milita, denuncia, defiende los intereses de la mayoría.

Para uno de esos dos países (aparentemente) hay algo que no se puede resolver: a las urnas va un solo padrón y, mal que le pese, la amplia mayoría de ese padrón (léase, pueblo en condiciones de votar) hace once años que vota a favor del otro país (certeramente).

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