martes, 8 de julio de 2014


Quién es Jorge Orlando Pacífico?... es un sargento del ejercito, experto en explosivos, veterano de Malvinas, ex carapintada y miembro del Modin...
 En 1995 fue procesado... y finalmente sobreseído... en una causa de trafico de armas del ejército... es decir... robaba armas del ejército y se las vendía a los delincuentes contribuyendo de esta forma al crecimiento de la inseguridad...
Un año antes... en 1994 fue encontrado ensangrentado en las cercanías de la AMIA al momento del atentado... fue procesado por Galeano y testigos afirmaban que fue quien proveyó los explosivos (recordemos que es experto en explosivos) para dicho atentado... recordemos que dicha investigación fue desviada por el Gobierno de Menem y hace una semana... Ohhhhhh casualidadddd... Lijo... si Lijo el mismo juez que procesará a Boudou.... sobreseyó a todos los funcionarios del gobierno de Menem... es decir... para Lijo no hubo desvío de la investigación....
Resulta que este personaje... me refiero a Jorge Orlando Pacífico... el experto en explosivos... el que vendía armas del ejercito a los delincuentes... el que casualmente pasaba por la AMIA cuando el atentado....
Estaba en el año 2012 sentado en un bar.... por supuesto casuallllmenteeeeee... y escuchó como dos señores vociferaban a sus espaldas que Ciccone fue comprada por los mismos Ciccone y que un alto funcionario del Gobierno estaba involucrado...
Este seños casualmente estaba en ese bar... y escuchó esta conversación... no pudo describir a los indiscretos personajes del bar... porque no se dio vuelta para observarlos...
SIN EMBARGO DIAS DESPUES SE HIZO PRESENTE EN LA JUSTICIA... Y PRESENTO LA DENUNCIA QUE DA COMIENZO CON LA CAUSA CICCONE...
LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN... DICEN
 Pintura de camuflaje
 Por Horacio Verbitsky
 Al presentar por primera vez a The Old Fund y a Alejandro Vandernbroele, en noviembre de 2011, Clarín mencionó una actuación judicial por denuncia de “un ciudadano común”. El denunciante espontáneo es un ciudadano aún menos común que el minero que Loma Negra le puso a Cristina para defender la megaminería aurífera a cielo abierto. En realidad, el ex sargento del Ejército Jorge Orlando Pacífico es especialista en explosivos, fue comando en la guerra de las Malvinas, participó en los levantamientos carapintada de Aldo Rico y Mohamed Seineldín, fue dirigente del MODIN y vendedor de un producto tan poco común como helicópteros artillados. En 1995 fue detenido bajo la acusación de traficar armas robadas al Ejército y se constituyó en el primer hilo de la pista carapintada en el atentado del 18 de julio de 1994 a la sede de la DAIA y la AMIA. Esa mañana Pacífico apareció ensangrentado entre los escombros del edificio demolido. Su explicación fue que se había citado en un bar de Corrientes y Pasteur con el apoderado del Modín, Jorge Rodríguez Day, y con otros dos dirigentes partidarios, para ir a ver un auto importado ofrecido en un aviso. Al producirse el estallido “estuve ayudando a las víctimas”, dijo. Pero el chofer del no tan pacífico ciudadano común, Omar Cañete, declaró en el juzgado que entonces atendía Juan José Galeano y ante la comisión legislativa de seguimiento de la causa que Pacífico visitaba la Embajada de Irán, dijo que sus funcionarios pagaron cinco millones de dólares por el atentado y que Pacífico mató a un iraní y lo sepultó en Campo de Mayo luego de discutir por el 10 por ciento de ese botín. Pero no hubo otra fuente que ese testigo ni se encontró el presunto cadáver y la causa judicial se corrompió por la siembra de pruebas falsas y las operaciones cruzadas de desinformación que terminaron con la destitución y procesamiento de Galeano. Todo ello impidió que se llegara a cualquier conclusión sobre la pista carapintada y en 2011, el Tribunal Oral Federal 4 absolvió a Pacífico de la acusación de haber provisto los explosivos para el atentado, aunque eso no explica su presencia en el lugar a la hora de la explosión, con tanto sentido de la oportunidad como ahora. Se ve que también en la Argentina vale el viejo aforismo italiano: “Soldato che fugge, buono per un’altra volta”.
El testigo que supo todo dando la espalda
 La primera denuncia contra Amado Boudou en torno de la ex empresa Ciccone no provino de la ex esposa de Alejandro Vandenbroele, sino de un sargento del Ejército que fue carapintada, buzo táctico, experto en explosivos, comando en Malvinas y entrenador de comandos para las fuerzas especiales de la Gendarmería y de la Policía, traficante de armas y de influencias, dirigente del Modín y –según un perfil aportado por el diario La Nación– hombre dado a escuchar e intercambiar información desde un puesto fijo en un bar de Tribunales. El nombre de ese denunciante que les ganó a todos los demás es Jorge Orlando Pacífico. Su relación con el affaire Ciccone no fue presentada, sin embargo, por La Nación sino por Clarín, que un mes después del holgado triunfo en elecciones primarias de la fórmula Cristina-Boudou publicó una nota sobre la denuncia hecha por “un ciudadano común” acerca de las presuntas irregularidades cometidas por el entonces ministro de Economía.
 El ciudadano común era el señor Pacífico. Es decir, el sargento retirado del Ejército que fue carapintada, buzo táctico, experto en explosivos, comando en Malvinas y entrenador de comandos para las fuerzas especiales de la Gendarmería y de la Policía, traficante de armas y de influencias, y dirigente del Modín. Pero Pacífico es también aquella persona que apareció casualmente manchado de sangre en medio de los escombros el día que voló por los aires la sede de la Amia, y que estuvo allí, según dijo, para socorrer a las víctimas. Estaba, dijo, en un bar de Pasteur y Corrientes. De hecho fue la estrella en lo que entonces se llamó “la pista carapintada”. Antes, a mediados de la década de los ‘90, se lo detuvo por traficar armas robadas al Ejército.
 Este señor que estaba de casualidad en el bar de Pasteur y Corrientes fue el primero que denunció a Boudou. Y lo hizo porque de casualidad estaba en otro bar, el de Tribunales, el día en que escuchó una conversación sobre Ciccone que lo mortificó hondamente. En una entrevista que concedió al diario La Nación, cuando el periodista le preguntó “¿Vio quiénes estaban en esa mesa?”, respondió:
–No, yo estaba de espaldas.

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